Se dijo una y otra vez, se dieron cifras, se presentaron documentos, hablaron especialistas, diferentes sectores de la población se pronunciaron también, se gritó a los cuatro vientos que nuestro país no estaba listo para implementar la "nueva normalidad"; advertencias sensatas no faltaron frente al empecinamiento del señor presidente López Obrador; antes de que se instalara esa nueva forma de convivencia, nuestro país se posicionaba en el lugar número ocho con mayor número de contagios, hoy, al momento de escribir estas líneas, México se posiciona ya en el tercer mundial con 47 mil 472 defunciones, superado solo por Estados Unidos y Brasil, primero y segundo lugar, respectivamente.
No sólo se dijo que esta nueva política estaba mal planteada y mal fundamentada, sino que además se advirtió al gobierno que si seguía empeñado en aplicar su "nueva normalidad" debería resolver la problemática de los apoyos alimentarios y monetarios para que los trabajadores pudieran salir a trabajar sin el riesgo de contagio y muerte, pues en sus casas el hambre se adueñaba de ellas; en todo el país se volvió una realidad el poema de Benedetti que dice: "…tú, con amor horrible, de un montón de abandono en medio de la calle y de la lluvia ibas haciendo un trono desdentado y mirando a los pobres recogías mi último plato haciéndolo diadema…"; la pobreza azota con mayor fuerza, y el gobierno tampoco hizo nada para ayudar.
Existen datos que reflejan cómo nuestro país es uno de los que menos recursos ha destinado al combate de la pandemia.Un estudio realizado con datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, dio como resultado que de 14 países, México es el que menor porcentaje de su Producto Interno Bruto destina a este rubro; Alemania, por ejemplo, ha destinado 34 por ciento, Italia 12.5, Colombia un 7.9, y la lista sigue, hasta llegar al fondo, donde se encuentra México con un raquítico 0.4 por ciento, una burla para todos los mexicanos y los millones de pobres.
Pero lo preocupante de todo esto, es que no sólo se descuidó la atención y prevención para combatir la pandemia; por si fuera poco, el abandono al pueblo se ha agravado; no sólo se incrementó el número de muertes por Coronavirus, sino lo que ahora han denominado "muertes indirectas", fallecimientos por falta de medicamentos para enfermedades como cáncer, sida, diabetes, hipertensión y otras; la pandemia vino a poner en jaque al sistema de salud, de por sí ya deficiente.
Según datos del colectivo Cero Desabasto, aún no existe una cuantificación exacta de las muertes indirectas que la pandemia ha causado en nuestro país, pero que el número de pacientes con cáncer ha aumentado en casi 50 por ciento con respecto al año anterior; es importante que no olvidemos que a los programas que bien o mal lograban aminorar estas enfermedades, el gobierno de la Cuarta Transformación también les aplicó recortes importantes dejándolos en el abandono.
Con estos datos no se puede decir, de ninguna manera, que el problema y la falta de atención iniciaron con la pandemia; el abandono al sector salud venía desde varios sexenios atrás, es cierto, pero ahora el gobierno federal con López Obrador a la cabeza no solo sigue igual, sigue empeorando cada vez más.El pueblo no puede seguir aceptando este abandono y desprecio a la vida.Se necesita, que de manera urgente unamos fuerzas para elegir y poner en el poder en las elecciones de 2021 a un gobierno que vea realmente por la solución de los problemas que más aquejan a nuestros hermanos.La última palabra será siempre la del pueblo.
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